Hoy abrimos las puertas de nuestra casa al pueblo de El Redal, La Rioja.
Cada vecino tiene recuerdos en ella. Algunos me han hablado de recuerdos felices en el jardín, de niños. Otros me han contado cómo era la antigua disposición de la casa. Mujeres que recogían la tila para todo el año. Recuerdos de veranos largos, cuando el tiempo caminaba lento y tranquilo.
Gracias a ellos hemos encontrado inspiración para recuperar el corazón que algún día la habitó e insuflarle de nuevo la vida. Ahora abrimos nuestras puertas y la mostramos como casa rural.
Gracias redaleños.